Diamantes de punta afilada

Destellos incandescentes volcados en ráfagas de aire, que te empujan, y solo tienes dos opciones: dejarte llevar o dejarte caer.
Realmente, la primera va de la mano con la segunda. Y es que flotar en el aire es solo para soñadores dispuestos a volar en pequeñas bolsas oníricas cargadas de ilusión.

Caparazón de cristal: duro, frío, pero transparente y con puntos clave para su desquebraje.

Rebeldía incandescente

Destrozar cada uno de los "tic" que agudizan el sonido del tiempo a tu lado.

Paralizar el inmune y continuo relámpago de responsabilidad que, seguido de un trueno de necesidad entre tus besos, me deje cerrar los ojos y sigas estando al abrirlos.

Tiritante deseo de calor.

Y es que, no hay destello más brillante ni cargado de energía, que tu mirada. Por ello, por lo que bailar el resto de tu vida bajo tus ojos, se me queda pequeño.

"Al principio abriste un mundo nuevo, ahora eres las pilas"

Te quiero.

A y B

Insignificancia magna entre tu reflejo y el mío.
Apariencia sencilla, contra una maquillada.

El incomprensible error de tu sentimiento irónico, es el resultado de la impotencia a lo inalcanzable e intangible de mi naturaleza humana.

Irreversible cambio de vida que desestimaste al apartar de tu lado la suerte que te alumbraba.
Dejadez de moralidad, frialdad de pensamiento; quedando notable la gran diferencia entre tú y yo. Como dos caras en el mismo casette: A y B.

Y es que tú, no eres tú. Pero yo, soy más yo que nunca.